Un viaje hacia el comienzo de todo

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POR GONZALO PÉREZ, DOCTOR EN BIOLOGÍA

 

BIO | LA MÁQUINA DE DIOS

En la búsqueda de la creación del Todo, las respuestas a las preguntas más fundamentales de la humanidad pueden encontrarse en la composición más elemental de la materia. Es quizás en el espacio desconocido entre las partículas subatómicas, las fuerzas fundamentales de la naturaleza y la energía transformada en materia que podamos conocer como fue el inicio de todo y por consiguiente vislumbrar el rostro de Dios.Sin duda, poco menos que una empresa ambiciosa, los problemas a los que la Física Moderna se enfrenta actualmente contribuirán a respuestas, hechos y momentos únicos en la historia de la humanidad. En estos tiempos de encrucijadas, la aprehensión llevará a la comprehensión y en donde solo maravillarnos de la creación será con suerte el sabor restante en nuestras bocas.Conocer como fue el inicio de todo es el centro fundamental de los varios objetivos que se han propuesto resolver los científicos que trabajan en el Gran Colisionador de Hadrones, mejor conocido por su acrónimo en inglés (LHC) o más popularmente como La Máquina de Dios. En las proximidades de Ginebra, en la frontera franco-suiza,  un gran grupo científicos pertenecientes a 500 universidades de todo el mundo, entre los cuales tenemos el orgullo de estar representados por ocho científicos argentinos, utilizan actualmente  el LHC para abrir una ventana hacia el origen del universo. La Máquina de Dios está constituida por una cadena de aceleradores de partículas que mediante  un poderoso campo magnético acelera partículas, en este caso protones, hasta casi a la velocidad de la luz, para luego colisionarlos  en condiciones extremas como los son un campo magnético 100.000 veces mayor al de la Tierra y una temperatura de sólo dos grados mayor que el cero absoluto (unos -271 º C).La idea simplificada del funcionamiento de los aceleradores y colisionadores de partículas supone aplicar la ecuación bien conocida de Albert Einstein (E = m c2 ). Es decir, transformar la energía pura para crear materia. El hecho de que a partir de la energía cinética de las partículas viajando a casi la velocidad de la luz podamos crear partículas de mayor masa que las que actualmente estamos acelerando puede sonar un tanto extraño. Pero es así como muchos secretos quedan al descubierto. La idea, extraña o no, es simple: acelerar protones en sentidos inversos y al alcanzar casi la velocidad de la luz, hacer colisionar estos protones con mucha más energía que en su estado estacionario, con el resultado de la formación de partículas subatómicas de mucha masa, que existieron en el comienzo del universo  conocido, solo fracciones infinitesimales luego del Big Bang.El estudio de estas nuevas partículas y sus propiedades son la clave para poder responder preguntas tan increíblemente geniales como qué es realmente la masa,  qué es la materia oscura (que ocupa más del 95% de la masa del universo), cuántas son las partículas totales del átomo y por qué no hay más antimateria.Así que estemos atentos a los titulares de los periódicos cuando los resultados comiencen a ser reportados. Abramos nuestra mente para ver como fue el comienzo de todo. Para sentirnos más pequeños y comprender, nuevamente, que no sabemos nada. ■

 

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