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POR AIRE
FOTOS ALEX ZIMMERMANN

Las más impactantes imágenes de las montañas de los Andes se abren paso a través de los inmensos ventanales del Restaurante Epic, a cargo del chef Julián del Pino y el sommelier y maitre Nicolás Noceti. La carta, que cambia con las estaciones, ofrece desde platos típicos y tradicionales de hotel hasta menús de ocho pasos especialmente elaborados.

El lugar no puede ser mejor. La tardecita de verano avanza lentamente y por las amplias ventanas se puede apreciar el paisaje. El lago Gutiérrez y el cerro Catedral son los protagonistas principales de una secuencia que no termina jamás. Las canchas de golf, impecables, remiten a un verde intenso y perfecto. Las liebres corren de aquí para allá, tratando de percibir la más mínima sensación de incertidumbre. En Arelauquen Lodge Hotel, desde donde es posible percibir todas estas eventualidades (y no tanto) funciona el restaurante Epic, a cargo del el chef Julián del Pino a quien acompaña el sommelier y maitre Nicolás Noceti.

El restaurante es amplio, sobrio y elegante. Cuenta, incluso, con la posibilidad de utilizar las terrazas de madera para comer o disfrutar de un buen trago al aire libre. Está abierto para todo público, más allá de ser un restaurante de hotel: con anunciarse en la entrada del complejo o formalizar una reserva, alcanza. No existen más trámites burocráticos que esos.

El servicio es cinco estrellas, con un estilo ameno y cordial, clásico en los hoteles boutique de esta naturaleza, que están abiertos literalmente de la mañana a la noche. La carta nunca es la misma e incluye desde apetizer hasta platos finamente elaborados. Muchos de ellos, sugiere del Pino, no tienen un nombre específico sino que se definen simplemente por sus ingredientes principales. “La idea –agrega– es jugar con las expectativas de la gente para que los comensales puedan descubrir el producto en cada plato”. Así, por ejemplo, se suceden platos bien definidos y artísticos como langostinos, Bloody Mary, jamón y melón. O mollejas, palta, yema de codorniz, demi glace y aire de pomelo. Otro: entraña a baja temperatura, vinagreta de pepino, risotto de papas, hongos y trufa. El postre bien puede ser una emulsión de flanes, chocolate amargo y blanco. Un semifredo de chocolate y naranja no desentona en absoluto.

Los elementos se combinan a partir de sus texturas primordiales, como si se tratase de secuencias que buscan su propio andar. La idea, como imaginaban los presocráticos, es buscar el arjé, el origen de todas las cosas. La continuidad permite percibir otros órdenes en otros platos: salmón al vacío, tartar de kiwi, ananá y mango, sopa de sandía y vodka; molleja, polenta trufada, hongos; langostinos, leche de almendras, peras especiales. “Epic cuenta con una carta típica de hotel en la que se pueden encontrar preparaciones ya conocidas debido a las características propias de un restaurante de esta naturaleza. Pero al mismo tiempo, a la hora de la cena contamos con un menú degustación de ocho pasos en el que es posible encontrar y disfrutar sabores tradicionales elaborados con técnicas de vanguardia”, especifica del Pino.

Epic, además, ofrece una notable selección de vinos y tragos. La idea, explica Noceti, es no recurrir a todas las grandes bodegas sino a aquellas que realmente lo ameriten. “Epic es un sitio ideal, además, para disfrutar de la importancia de una buena barra, que más allá de los vinos y las etiquetas, está construida en mármol de carrara. Se trata de una costumbre que es necesario recuperar y a la que los pasajeros extranjeros están muy acostumbrados”, dice. “La barra tiene vida propia y constituye un ámbito particular”. Entre los vinos que se pueden disfrutar en Epic, Noceti, verdadero experto en la materia, menciona varios. Entre ellos el Bacán 2012 Sauvignon Blanc (“un vino mendocino fresco y alegre producido por el enólogo Giuseppe Franceschini), el Lamadrid Gran Reserva 2009 Malbec, (“single vineyard de Agrelo, delicado, de cuerpo medio, a cargo de Héctor Durigutti), el Gewürztraminer 2012 de Rutini (“un blanco muy aromático y complejo: hay muy pocos vinos de esta variedad producidos en Argentina”), el Durigutti Clásico 2010 Cabernet Franc (“un tinto de gran tipicidad, originario de Tupungato”) o el Manos Negras Red Soil Select 2010 Pinot Noir (“un proyecto de Alejandro Sejanovich, delicado y complejo, originario de Añelo, Neuquén”)

Epic, más allá de su carta que cambia de acuerdo a las estaciones del año para el lucimiento de cada uno de los platos que imagina del Pino, ofrece una óptima selección Premium de bebidas destiladas, entre ellas “muchas de las que no es fácil conseguir en Argentina, por ejemplo una muy buena selección de tequila”, destaca Noceti. Y menciona, además un par de tragos que bien valen la pena. La idea, que no es mala, implica también sentarse en uno de los comodísimos sillones del bar para disfrutar los tragos que prepara Noceti. Entre otros y a saber: un Martini clásico (“buen inicio de una velada inolvidable para saborear un menú por pasos”), el Gin Tonic Cucumber (“incluye láminas de pepino y gin Hendricks, que se destila con pétalos de rosa, entre otros cientos de ingredientes”) o el Trago P (“que se hace con Alizé, un licor a base de vodka, maracuyá y arándanos, al que se la agrega vino espumante y pulpa de maracuyá”).

Epic, el restaurante de Arelauquen Lodge Hotel, ofrece la posibilidad de disfrutar de una buena carta, a la que no le faltan ni las empanadas de ternera ni una sopa de remolachas y queso brie o la entraña a baja temperatura, vinagreta de pepino, risotto de papas, hongos y trufa. Tampoco una hamburguesa casera con panceta, queso cheddar, cebolla o tomate. Incluso hay un menú para golfistas y distintas propuestas para la hora del té. Solo hay que arrimarse. Noceti y del Pino se encargan de todo.

VINOS DE HOTEL
Los vinos se llaman Auberge du Vin, como el hotel que la gente de Arelauquen Lodge Hotel posee en Tupungato. Solo se venden en los hoteles y figuran en las cartas de Epic. La primera partida se elaboró en Clos de los Siete, en el Valle de Uco, Mendoza, producida por Michel Rolland y Marcelo Pereletti, que son los que actualmente se ofrecen en el restaurante. La línea se conforma de la siguiente manera:
Auberge du Vin Sauvignon Blanc 2013.
Auberge du Vin Malbec 2013.
Auberge du Vin Malbec reserva 2012.
Auberge du Vin Pinot Noir Reserva 2012.
En muy poco tiempo habrá otro vino, actualmente en barricas (dos de Pinot Noir y dos de Malbec) y prácticamente a punto de ser embotellado. El vino está elaborado por Matías Michelini.

CHEF
Julián del Pino es el chef ejecutivo de Epic. Estudió en el Colegio de Cocina del “Gato” Dumas. Con anterioridad trabajó y realizó pasantías en el los restaurantes Sucre, Christophe, el Hotel Regal Pacific, The Food Factory y Crizia, todos de Buenos Aires. También en El Casco Art Hotel de Bariloche. En el exterior realizó pasantías en el restaurante D.O.M (San Pablo, Brasil) y en el restaurante Martín Berasategui (San Sebastián, País Vasco, España).

SOMMELIER
Estudió comunicación social en la UNC, mientras que incursionaba sus primeros pasos culinarios. A su vuelta a Buenos Aires, comenzó a trabajar como cocinero hasta que su pasión por el servicio y las bebidas lo llevaron a mudar de sector dentro del Restaurant donde trabajaba. Entonces, estudió en la Escuela Argentina de Sommeliers.
Trabajó en 647 Dinning Club, en San Telmo. A fines de 2006, llego a Bariloche para la apertura de El Casco. Trabajó Patagonia Vinos e Il Gabbiano. Además, tiene una línea de vinos orgánicos sin sulfitos agregados, Solo el Amor Salvará al Mundo, y dedica parte de su tiempo como educador y comunicador del vino.

EPIC
Ruta 82 S/N – Arelauquen Lodge
Tel.: +54 294 4476349
epic@photels.net
www.arelauquenlodge.com

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