La oportunidad de un negocio que tiene un origen antiguo y en la actualidad se aplica como una herramienta exitosa en los países más importantes del mundo.
La idea de participar de un fideicomiso es demasiado interesante como para ignorarla si alguien está realmente interesado en comprar un departamento en un edificio en construcción, tal una de las posibilidades que ofrece esta variante. Se trata del fideicomiso inmobiliario, a través del cual se puede “con total seguridad jurídica- firmar un boleto de compraventa antes de terminar de edificar. Caso contrario, una simple y tradicional escritura simplificaría el trámite.
El fideicomiso tiene un origen antiguo y en la actualidad se aplica como una herramienta exitosa en los países más importantes del mundo. Entre sus virtudes está la de resolver cuestiones importantes como la financiación del precio de compraventa, por lo que se emplea no sólo en edificios de propiedad horizontal sino también en barrios cerrados y clubes de campo, entre otros negocios de esta naturaleza. En Bariloche una de las empresas, entre otras, que propone este tipo de negocios es Espacios Patagónicos, que se especializa precisamente en el desarrollo de estas tres variantes de fideicomisos. Particularmente, el fideicomiso inmobiliario es un instrumento versátil y útil que ofrece la garantía suficiente a quien transfiere el terreno, a quien lo recibe (y además tiene que construir un edificio) y a quien va a adquirir un departamento. La experiencia y la realidad indican que el fideicomiso inmobiliario ha llenado un vacío frente al fracaso de los métodos tradicionales para financiar emprendimientos dentro del sector o para agrupar gente con alguna capacidad de ahorro necesitada de vivienda o con deseos de invertir.
Con respecto al aspecto jurídico, es importante destacar que la figura del fideicomiso inmobiliario supone que puedan intervenir en su contrato distintos sujetos: el fiduciante, el fiduciario y el beneficiario. En un caso práctico el fiduciante aporta el terreno, el fiduciario tiene el mandado de administración de los bienes del fideicomiso de acuerdo con las pautas contractuales fijadas por las partes, y el beneficiario es el que compra el departamento. Con excepción del fiduciario, los demás sujetos pueden coincidir: por ejemplo el fiduciante puede revestir también el carácter de beneficiario cuando percibe parte o todo el precio fijado para su terreno en metros cuadrados del edificio de que se trate. Y desde el punto de vista impositivo, el fideicomiso, como “patrimonio de afectación” es sujeto de derecho imponible que tributa impuestos y debe estar inscripto y tener número de CUIT.
Las partes involucradas en un emprendimiento inmobiliario, mediante esta herramienta legal hoy modernizada, puedan acceder a sistemas de financiamiento por la seguridad que representa. Tanto, que el patrimonio que integra el fideicomiso está bloqueado y perfectamente separado del resto de los bienes del fiduciante y del fiduciario, de tal manera que por ninguna circunstancia puede ser “agredido”: ante la eventualidad que el fiduciante o el fiduciario caigan en situación de quebranto, el patrimonio de afectación no se verá comprometido en absoluto.