La aventura comienza en el preciso momento que uno decide alojarse en la Hostería Isla Victoria. Se llega al hotel luego de navegar unos 20 a 30 minutos por el Lago Nahuel Huapi mientras se admira la Cordillera de los Andes. La embarcación amarra en el puerto privado de la hostería*, donde el personal espera en un vehículo 4×4 para trasladar a los huéspedes. El tramo es corto y también se puede hacer a pie. Al llegar, se ingresa por una cálida recepción y se pueden recorrer distintos ambientes decorados con objetos autóctonos y de pueblos originarios. Desde la terraza de la sala de estar se puede disfrutar de la vista hacia la precordillera, el Tronador y playa del Toro que es absolutamente impresionante.
La historia de la hostería se remonta a 1946 cuando fue diseñada por Miguel de Césari, arquitecto de Parque Nacionales, entonces tenía solo siete habitaciones y un gran comedor para doscientas personas. Pero en 1982 luego de un gran incendio solo quedaron sus cimientos. Hoy es operada y administrada por la familia Iachetti: Clara Iachetti y Josefina López Llovet que se encuentran toda la temporada in situ. Sandro Iachetti, coordina toda la operación incluyendo el puerto y Hotel Tunquelén -también de la familia- y desde Buenos Aires los hermanos Fabio y Valeria a cargo de los equipos administrativo y comercial.
El pionero que llevó adelante la primera parte del proyecto fue Marco Iachetti, quien navegando el Nahuel Huapi imaginó la idea, y cuando Parques Nacionales puso en licitación pública la Hostería, no lo dudó y convenció al resto de la familia en apostar con el corazón y algo de locura por este hotel. Y, un poco de locura se debía tener ya que, había que reconstruir casi de cero una hostería en una isla. “Fue una misión faraónica reconstruirla, ponerla en funcionamiento y operarla”, explica Clara Iachetti, doctora en biología marina, guía de Parques Nacionales y mánager de la hostería. “Hubo que pensar mucho en la logística para traer materiales en barco en un lago que a veces es benévolo y otras veces es muy complicado. Fue un proyecto llevado adelante con mucho esfuerzo compartido. Por eso las palabras que definen nuestra historia son trabajo y sacrificio”, agrega.
Toda la madera de la reconstrucción es de coihues y cipreses caídos que el abuelo de Clara, junto a un gran equipo de ex constructores y carpinteros, buscaron y recolectaron a lo largo y ancho de la Isla. “Soy testigo de ello, recuerdo salir a caminar con él y buscar la madera perfecta con el doblez preciso que se necesitaba, siempre de árboles caídos”, asegura. Es imponente su belleza y absolutamente increíble cuando se conoce ese detalle. Fuera del plano original, en la reconstrucción de la hostería se respetó la fachada original, pero se agregaron habitaciones, la pileta exterior, otra interior y se armó el spa.
Experiencia full board
La Hostería Isla Victoria es un full board, que incluye cuatro comidas, siempre con dos opciones de entrada, principal y postre con el vino de la casa y variedad de actividades al aire libre. Después de los cuales se puede finalizar la jornada en el spa con sauna seco, jacuzzi, pileta e increíble vista.
Cuenta con veinte habitaciones y dos suites que tienen balcón y terraza central con vistas al lago. Todas cuentan con jacuzzi, pero no cuentan con TV ni teléfono. Con respecto a esto, Clara indica: “Buscamos que los huéspedes sientan la conexión con la naturaleza, respiren el aire puro, se tomen el tiempo para admirar los árboles, y apreciar el entorno. Además, siempre los alentamos a que realicen las actividades que están incluidas en la tarifa, como caminatas guiadas con guías baqueanos y salidas en bicicleta o kayak de travesía por la bahía”.
La propuesta gastronómica prioriza productos frescos inspirados en la paleta de colores de cada estación. La hostería cuenta con una huerta orgánica de producción biointensiva. “Al igual que nuestro servicio y atención, queremos que nuestra propuesta gastronómica sea de excelencia. El menú cambia y también se adapta a la necesidad especial de cada huésped: celíacos, vegetarianos, etc. La idea culinaria es mantener lo típico y local, pero con un toque mediterráneo ya que somos una familia italiana”, asegura Clara.
Conciencia ambiental
Tanto la familia Iachetti como el personal del hotel trabajan en la sustentabilidad y gestión de los residuos y, sobre todo, en reducir al máximo los plásticos de un solo uso. A futuro, la hostería planea cambiar su matriz energética y utilizar energía solar y biomasa, para reducir la huella de carbono.
Desde la hostería buscan apoyar el Jardín Botánico a cargo del ingeniero Adolfo Moretti. La motivación es revalorizar el banco de semillas que contiene especies de todo el mundo. “Conocer el vivero puede ser una experiencia muy rica para el huésped y queremos ser esa ayuda”, dice la mánager de la hostería.
Hospedarse en Hostería Isla Victoria permite empaparse de naturaleza, conectarse con el entorno y también, reflexionar cuál puede ser nuestro aporte en la conservación.
Cómo llegar
A la hostería se puede llegar en embarcación privada; a través de las excursiones lacustres que llegan a diario desde Puerto Pañuelo hasta Puerto Anchorena (isla Victoria) o bien coordinar el traslado directamente con la hostería. En este último caso, si el check in se realiza martes, jueves o domingo, la navegación está incluida en la tarifa.