“Este es un sueño que se materializó hace muy poco tiempo, pero que viene gestándose desde hace más de veinte años de trayectoria en el mundo del vino y la gastronomía”, explica el sommelier Nicolás Noceti acerca de TRE, su primer restaurant. El proyecto fue inaugurado en abril junto a Rebeca Leal Díaz -su pareja y cofundadora de la feria Puro Vino BRC– y su socio Juan Pablo Martínez.
“Siempre me gustaron los lugares chicos, con pocas mesas, donde no se pierda la proximidad con el comensal y yo pueda ser el anfitrión”, asegura Nicolás, sensación que se refuerza a través de una iluminación tenue que recrea un espacio íntimo y acogedor con 20 cubiertos. Dos cuadros del artista Walter Kerhart -amigo de la pareja- visten el salón en total armonía con la estética del lugar. Mientras Nico comanda el servicio en el salón, los fuegos están a cargo del chef Bautista Torre.
El valor agregado a una experiencia de disfrute en torno al vino se completa con cristalería de Riedel y Volf, la vajilla hecha en cerámica por Rebeca y otros “detalles” como el pan de masa madre, las galletas marineras y la manteca saborizada, elaborados en TRE.
-¿Qué cocina ofrece TRE?
-Si bien es un restó donde el vino es el gran protagonista, la propuesta gastronómica acompaña muy bien al vino, con una cocina honesta y contundente, que irá cambiando periódicamente, siempre con preparaciones sencillas pero enfocadas en los detalles en cuanto a presentación y sabores. La cocina de TRE no tiene fronteras, por eso en la carta pueden convivir una fainá bien italiana con un curry con aires asiáticos. Apuntamos a la conexión a través de los sabores y a la constancia en el resultado, sobre todo, porque es una cocina clásica desde el punto de vista técnico.
-¿Cómo pensaste la carta de vinos?
-La intención es que el comensal redescubra los clásicos, explore lo nuevo y conozca la historia de quienes hacen el vino. Hay etiquetas de pequeñas y grandes bodegas, de productores comprometidos con su entorno, proyectos realizados con pasión y sensibilidad. Si bien hay mucho de gusto personal, también hay un abanico más amplio para cumplir con todos los paladares. La idea es también traer vinos que no sean conocidos y mover etiquetas por fuera de carta, anotando en el espejo-pizarra los vinos sugeridos por copa o alguna selección por botella. Una buena opción para probar distintas etiquetas es elegir el flight de 3 o de 5 copas para hacer un recorrido por diferentes estilos, regiones y proyectos.
-¿En qué momento está el vino argentino?
-Hoy la industria vitivinícola nacional está pasando por un momento excepcional, un escenario donde los distintos eslabones están alineados, desde el productor hasta el consumidor. Hace veinte años, nadie se animaba a salir del Malbec. Hoy, los winemakers producen vinos con uvas poco conocidas o vinifican de manera no convencional. Y los comensales piden conocer los vinos más raros, los más disruptivos, aquellos que les “vuelen” la cabeza. Hoy, la premisa es ir más allá de lo conocido para ampliar el paladar y me parece genial lo que está pasando.
-En la actualidad, los vinos naturales parecen haber copado una parte de la escena, ¿cómo ves este fenómeno?
– A nivel personal, hace tiempo incursioné en el mundo de los vinos naturales con “Sólo el amor salvará el mundo”, cuando el tema todavía no estaba instalado y era un producto difícil de comunicar, no sólo por la filosofía sino también por el tipo de elaboración. En la actualidad, es más fácil porque está en boca de todos. Sin embargo, hay que hacer una salvedad, porque puede ser un arma de doble filo. Para hacer un vino natural, todas las prácticas que se hagan tanto en el viñedo como en la bodega tienen que ser lo menos invasivas posibles. Y dentro de ese “paraguas” de baja intervención, hoy el consumidor puede encontrar vinos desprolijos o defectuosos, pero también, vinos que están correctísimos y están muy bien dentro de su estilo. Entonces, para lograr un buen vino de baja intervención, necesitás una intervención altísima en todas las prácticas en el viñedo para partir de una uva sana y de calidad. Muchos de los productores que conozco elaboran así sus vinos, no nombran la baja intervención, porque dan por sentado la calidad de su trabajo. En TRE hay un proceso de búsqueda de vinos naturales porque es un estilo a explorar, pero no será el único ni tendrá un lugar preponderante en la carta.
– Si hablamos de Puro Vino, ¿qué balance hacés de la evolución del evento?
-Puro Vino es una puerta que se abrió en distintas direcciones y niveles. Es un evento que se hizo grande, sin buscarlo. Cuando comenzamos hace siete años, nos imaginamos una feria para 200 personas, exclusivamente para el sector de la gastronomía y la hotelería para hacer un puente entre quienes hacen el vino y los establecimientos locales y regionales. Hoy, además de eso, es un gran evento social, del cual se desprendió el Tasting. Como comunicadores del vino, se hizo necesario generar un nuevo espacio para profundizar, ya sea en cuanto a conocimiento o a nivel comercial. Hoy, el Tasting es el espacio donde los vinos son presentados por sus protagonistas. En particular, es super interesante lo que se está generando con los productores de la Patagonia. Para mí es importantísimo hacer posible que puedan venir pequeños productores con proyectos tan distintos e interesantes. Me siento orgulloso de poder aportar ese granito de arena, que el evento muestre la gran versatilidad que hay en la Patagonia.
-¿Qué otras actividades habrá en TRE?
-Tendremos charlas con enólogos, talleres, cursos y degustaciones, donde se puedan generar nuevos vínculos y conexiones alrededor del vino, básicamente, buscamos generar comunidad. Estamos en permanente búsqueda, en constante aprendizaje y eso queremos transmitir.
-¿Cuál es la impronta que buscás darle a este proyecto?
Tengo un espacio nuevo para seguir comunicando el vino con mi ímpetu y mi forma, donde voy a seguir “descontracturándome”. Quiero compartir mi visión del vino y la gastronomía, a través de mis “filtros” y con un servicio más relajado. Este es un lugar de reunión, donde busco que la gente comparta. Y el nombre del restaurant representa eso: diversidad. Ya no es uno, ni dos, ¡tres ya es multitud! (Risas). Hoy, este es el lugar que más tiempo y energía me llevan y espero que así sea por muchos años más.